Ganesha aparece en satya-yuga

En el Reino de Vanga, cerca del Río Ganges, vivía un rishi llamado Rudraketu con su esposa Sarada. Después de larga espera, engendraron dos hijos y los llamaron Devantaka y Narantaka. A medida que crecían, se tornaban cada vez más apuestos. Eventualmente comenzaron a adorar al Señor Shiva mediante el canto de sus Power-Mantras y observando severas penitencias. El Señor Shiva se sintió muy complacido con su adoración y su penitencia, y les concedió el don de ser invencibles. Narantaka asumió de inmediato la soberanía sobre toda la tierra, en tanto que Devantaka se convirtió en el regente de los planetas celestiales. Muy pronto se dedicaron a perturbar el equilibrio del universo haciendo alarde de sus cualidades demoníacas en todas partes. Todos los mundos sufrían bajo el yugo atormentador y demoníaco de los dos hermanos. Mientras tanto, el gran sabio Kasyapa y su esposa Aditi, quienes habían engendrado hijos tan poderosos como Indra, Varuna y Vayu, decidieron procrear otro hijo. Aditi se acercó a su esposo y le dijo: --“Mi Señor, deseo tener un hijo como el Señor Supremo. Por bondad, dime que tipo de penitencia debo llevar a cabo para tener un hijo tan poderoso”.
Poco después, el Sabio Kasyapa iniciaba a Aditi en los secretos de la meditación en el Señor Vinayaka Ganesha. Al escuchar sus oraciones, el Señor Ganesha decidió aparecer con todos Sus atributos divinos en el humilde ashram de Kasyapa y Aditi. Era fuerte y musculoso, de semblante sereno. Kasyapa le otorgó el nombre de Mahotkata, significando “aquel de constitución fuerte”. Todos los demonios se perturbaron cuando escucharon la noticia que le había nacido un hijo a Kasyapa. Muchos se acercaron, haciéndose pasar por humanos y por sabios, con la finalidad de destruir al niño. Sin embago, tan solo con mirarlos, el pequeño bebé los destruía. De ese modo, el Señor Ganesha crecía hermoso y gallardo en el ashram de Kasyapa. Un día, el Rey de Benares, localidad también conocida como la sagrada ciudad de Kasi, visitó a su Guru Kasyapa y le pidió organizar las bodas de su hijo. Puesto que el sabio Kasyapa se encontraba absorto en meditación profunda e inmerso en la práctica de austeridades, le pidió a su hijo Mahotkata que se hiciera cargo. Mahotkata fue conducido a la ciudad de Kasi con gran pompa. En el camino, a través de la espesura del bosque, alcanzaron a ver una extraña luz. Repentinamente, Mahotkata saltó de la carroza, corrió en dirección de la luz, y encontró al demonio Dhûmaraksha practicando severas penitencias. El demonio había logrado complacer al dios del Sol y estaba a punto de recibir de sus manos un arma invencible. Cuando el demonio se disponía a recibirla, el mundo entero se iluminó con la brillante luz que irradiaba. En ese preciso instante, Mahotkata corrió hacia el lugar, arrebató el arma deslumbrante y la lanzó contra el demonio, matándole en el acto. Después de llegar a Kasi, Mahotkata exhibió ante el público muchos pasatiempos prodigiosos. Los ciudadanos de Kasi se maravillaron con su fuerza. Mientras exhibía sus poderes sobrenaturales, Mahotkata dio muerte a numerosos demonios que residían en palacio y en el reino, haciéndose pasar por personas normales. Pronto las noticias llegaron a oídos del demonio Narantaka, quien de inmediato se presentó para combatir contra Mahotkata. Después de una cruenta y aterradora batalla, Mahotkata finalmente le dio muerte. Devantaka no pudo tolerar la humillación de que un simple niño diese muerte a su invencible hermano y decidió enviar a ocho demonios sumamente poderosos—Kardama, Dirghadanta, Talajangha, Yakshima, Ghantasura, Raktakesa, Kalnathaka y Durjaya para destruir a los soldados del rey. Mahotkata de inmediato manifestó ocho poderes místicos en la modalidad de la bondad: anima, el poder de volverse más pequeño que la partícula más pequeña; laghima, el poder de volverse más liviano que la partícula más liviana; mahima, el poder de volverse más pesado que lo más pesado; präpti, el poder de obtener o traer cualquier cosa de cualquier lugar; isitva, el poder de crear y destruir a voluntad; vasitva, el poder de controlar todos los elementos del cosmos; prakamya, la ausencia de frustración o insatisfacción, y kama-vasayita, el poder de asumir cualquier forma a voluntad. Con estos poderes maravillosos, Mahotkata destruyó a los demonios enviados por Devantaka. Poco después, Mahotkata se enfrentó a Devantaka, quien apeló a los más viles métodos de la magia negra. Mahotkata asumió entonces su divina forma como Ganesha, adornado con la cabeza de un elefante, y confrontó a Devantaka en una cruenta batalla. Devantaka intentó asir los colmillos de Ganesha, pero el Señor Ganesha le hizo girar y girar, y por último lo lanzó al suelo. En esta batalla, Devantaka logró romper la punta de uno de los colmillos de Ganesha. Con su otro colmillo, Ganesha embistió la cabeza de Devantaka y lo mató. Después de vencer y destruir a los dos demonios, Mahotkata Ganesha ofició los ritos matrimoniales del hijo del rey y regresó donde su madre Aditi y su padre Kasyapa. Mahotkata Ganesha les dijo a Sus padres que el propósito de su encarnación había concluido y que ahora debía ascender a su morada celestial. También aseguró a Sus afligidos padres que en su forma espiritual, Él siempre está presente allí donde se adora a la Divina Potencia Yogamaya, y cuando se lleva a cabo cualquier tipo de ceremonia.

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