Ganesha y Tulasi devi

En una oportunidad Tulasi, la inigualable hija de Dharmaraja, el señor de la rectitud, recorría el mundo pensando en su Señor Krishna. En su recorrido, llegó a un apacible ashram lleno con cascadas de flores hermosas y diversos tipos de hierbas medicinales. Disfrutando de la refrescante brisa, se encaminó hacia el ashram y se encontró con Ganesha. Al verle bellamente ataviado con sedas amarillas y en profunda meditación sobre el Señor Krishna, ella le pidió: --“Mi querido Ganesha, ¿Te casarías conmigo? Me gustaría que fueras mi esposo”. --“Mi querida y casta dama”, replicó Ganesha interrumpiendo Sus oraciones, “No deseo casarme con nadie. En realidad, quiero permanecer célibe”. Tulasi se sintió defraudada y le dijo a Ganesha: “has herido mis sentimientos, y no has seguido el ejemplo que las grandes personalidades han sentado en el pasado”. --“Mi querida Tulasi, Yo soy un individuo”, dijo Ganesha, “y tengo derecho a mis propias opiniones. Además, ¿qué estás tratando de decirme, realmente?” --“Mi opinión es que si una mujer casta solicita tu mano, jamás debes rehusarte”, dijo Tulasi enojada. “¡Ja, ja, ja!”, rió Ganesha. “Tulasi, ¡estamos en kali-yuga! Yo quiero ser célibe. Por favor ve y pídele a tu padre Dharmaraj que concerte un matrimonio apropiado para ti”. --“Al negarte a aceptarme como esposa, me has humillado grandemente”, dijo Tulasi, y luego maldijo a Ganesha, “Por ese motivo, jamás podrás ser célibe, nunca serás un brahmachärî. Y como si fuese poco, tendrás dos esposas”. Ganesha respondió a la maldición con otra, diciendo, “Tú te casarás con un demonio y tendrás que sufrir mucho”. Ganesha continuó: “Además, después de abandonar tu cuerpo actual, te convertirás en una planta sobre la Tierra”. Al escuchar la terrible maldición de Ganesha y dándose cuenta de su grave error, Tulasi imploró su perdón recitando muchos himnos Védicos en su honor. Ganesha se sintió complacido con Tulasi y dijo, “Aunque aparecerás como una planta, heredarás la esencia de todas las fragancias, y todos los dioses se sentirán complacidos y atraídos por ese aroma divino”. Ganesha continuó: “La sinceridad de tu servicio agradará grandemente al Señor Hari. A cambio, Él sólo recibirá las ofrendas que vayan acompañadas de tus hojas”. Después de dirigirle estas reconfortantes palabras a Tulasi, Ganesha abandonó el ashram y se dirigió a Badrikashram para hacer penitencia.

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